En un recipiente grande, añadimos los huevos, la leche condensada, la leche entera y el extracto de vainilla.
Batimos hasta que todo esté bien mezclado, pero procuramos no batir demasiado para que no queden demasiadas burbujas de aire en la mezcla.
Ponemos la mezcla en el molde o flanera recubierto de caramelo.
Si usamos el molde vamos a cubrir la parte superior del molde con papel de aluminio para que quede herméticamente cerrado y usamos la tapa si utilizamos una flanera.
Ponemos el molde o la flanera en una fuente de horno grande y ponemos suficiente agua en la fuente hasta que llegue aproximadamente a la mitad del molde o de la flanera.
Metemos la fuente en el horno y horneamos por aproximadamente 1 hora y 15 minutos.
Luego vamos a retirar, con mucho cuidado, la fuente de horno y sacamos el molde del baño maría.
Retiramos el papel de aluminio si usamos un molde y la tapa si usamos la flanera y dejamos que se enfríe a temperatura ambiente. Es muy posible que el flan aún se vea un poco suave, pero no pasa nada: seguirá cociéndose con el calor residual. Cuando se haya enfriado, lo cubrimos con el papel de aluminio o con la tapa y lo refrigeramos durante 4 horas o toda la noche.
Para sacarlo del molde, retiramos el papel de aluminio o la tapa, si se hizo en flanera y deslizamos un cuchillo por los bordes del molde para aflojarlo.
Luego colocamos un plato o fuente sobre el flan, agarramos el plato y el molde y le damos la vuelta rápidamente para que el flan quede boca abajo.
Retiramos con cuidado el molde y el flan debería estar sobre el caramelo en el plato. ¡Y ya estará listo para disfrutarse!